Quizás bailarina, quizás costurera, quizás herrera… quizás todas a la vez.
Dar la espalda a situaciones que duelen es parte de la
indiferencia atrapada en la piel de una mujer fuerte.
Mujer que a pesar de verse abatida con imperfecciones y parche sociales,
eternamente reparada jamás se detuvo a esperar que pensaran en ella..
Mujer resiliente que todo lo puede, que pierde interés por detalles superfluos,
que es capaz de contemplar la vida y enaltecerla, es la que marca el camino
mostrando el surco que rompe la tierra seca.
Como si fuera un camino de caracolas que se quiebra con el peso de sus pies y
el crujir de la ruptura ya no le duele.
Se reconstruye para iniciar otro collage y no sentirse excremento de su propios
defectos moliendo cada parte para saber de qué está hecha todo es parte de lo
que ella " Es".
Sabe instalarse justo en la línea del abismo con seguridad y puede
congelar el momento de ver la consecuencia y la instancia final.
Sabe esperar el corte, deambular en una sucesión de fragmentos interminables
y como un buen herrero intentará soldar el caño hueco y reconstruirá en cada destello su propia estructura… quizás la estructura se desintegre y
pierda solidez, pero aun así se amalgama, sintiendo que cada capa que se superpone dificulta el recorrido, pero se sabe más fuerte que
nunca y solo continua, silenciosa , serena hasta el final.
Mujer que no necesita mostrar más de lo que ella "Es" para "Ser" y
cumplir con su propósito.